
Para llegar a Toltén desde Queule, había que navegar ocho horas de noche cuando se hacía la hazaña en chalupas, goletas, remo o vela. Hoy es posible realizar esta experiencia y observar el paisaje de totoras y vegas y sus miles de aves migratorias, o, entre la misma totora, a los pescadores de orilla tratando de sacar algún pejerrey o robalo. En el camino podrás conocer embarcaciones que flotan en pequeños muelles, como el que tiene la Ruka La Victoria, primera parada de la ruta y lugar que seguro habría hecho feliz a cualquier antiguo navegante. Vive de cerca la cultura fluvial en una experiencia única en su tipo, que busca rescatar las tradiciones y el trayecto que realizaban los ancestros en este sector, explorando la naturaleza y los tesoros culturales en una aventura trascendental. Con diversidad de comida y hermosos paisajes, toda la familia se enamorará de esta parte del mundo.